Una magia modesta

Publicado hoy en el diario argentino Pagina 12, ante la segunda vuelta en la elección a Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos que enfrenta a las dos tendencias políticas en las que quedó polarizado políticamente el país.

Hoy el Metro, un periódico de Madrid que se ditribuye en el idem, titula: "La posguerra iraquí ya es más cruenta que la guerra".

¿Es así? ¿La posguerra iraquí ya es más cruenta que la guerra? ¿Acaso hubo más muertos ahora que durante la invasión? ¿Acaso hubo más daños materiales, más violaciones a las libertades? Difícil.

Lo que sí sucede es que murieron más solados norteamericanos durante el últmo tiempo que durante la ocupación. Una noticia lamentable, no sólo por las víctimas humanas sino porque nos permite inferir que el problema está lejos de solucionarse, que irremediablemente habrá más muertes. Lamentable, es cierto; pero muy diferente a decir que "La posguerra iraquí ya es más cruenta que la guerra".

Para despejar posibles dudas, la entradilla del artículo sostiene: "Contra todo lo que había previsto el Pentágono, Irak está sufriendo una posguerra que ya resulta más sangrienta que el mismo conflicto. La cifra total de soldados muertos desde el 1 de mayo, día en que el presidente estadounidense, George W. Bush, proclamó el fin de los combates, llegó ayer a 140, es decir, dos más que durante la contienda."

Las comparaciones son odiosas, pero un titular adecuado hubiera sido, por ejemplo, el de El País: Las bajas de EE UU en la posguerra de Irak superan a las de la campaña militar

Del Metro se distribuyen cada día, según organismos auditores, la friolera de 600.000 ejemplares.

Los teléfonos móviles con cámara pueden ser una poderosa herramienta de documentación periodística. Wired publica una nota sobre un chico de Nueva York que estaba trabajando cuando se produjo el peor apagón eléctrico en la historia de Estados Unidos.

Cuando se dio cuenta de que se trataba de un momento histórico, Salinas sacó su teléfono-cámara, tomó fotografías de la gente que caminaba rumbo a su hogar y las subió a un sitio web (...). Si bien la mayoría de los usuarios, incluido Salinas, se vieron imposibilitados de realizar llamadas telefónicas con sus celulares, descubrieron que las aplicaciones web, que operan en otros canales en la red celular, funcionaban normalmente.
(...)
Y lo que hizo Salinas no fue tan sólo documentar un momento histórico, sino que además se sumó a una tendencia que está naciendo en Estados Unidos: la utilización de teléfonos-cámara para crear los denominados "moblogs", una nueva palabra creada a partir de las palabras "móvil" (mobile, en inglés) y "blog" (weblog) que designa a sitios web en los que cualquier persona puede publicar fotos tomadas con sus celulares.


Recuerdo ahora una conversación con George Shirk, que era el editor general de Wired News cuando ocurrió lo del 11-S. En una visita a la redacción de Terra, en Buenos Aires, Shirk dijo que el periodismo "no profesional" tuvo una mejor reacción que los grandes medios tradicionales y mencionó cosas como la rapidez, la carga emotiva y el desconocimiento total de la palabra autocensura. Así lo plasmó el medio que dirigía en la nota Durante el atentado, el periodismo aficionado superó al profesional.

De esta nota vale la pena rescatar una frase de un norteamercano dejada en Scripting News a menos de una semana de aquel atroz atentado: "The press ought to stop poking people's wounds, and start educating the American public before we encourage our leaders to do something stupid." (algo así como: "La prensa debería dejar de revolver las heridas del pueblo y educar al público estadounidense antes de que empecemos a instar a las autoridades a que cometan una estupidez".) Periodístico o no, sin duda, un comentario de anticipación.

"El teléfono: habla sin muros. El fonógrafo: sala de conciertos sin muros. La fotografía: museo sin muros. La luz eléctrica: espacio sin muros. El cine, la radio y la televisión: aula sin muros. El hombre, recolector de alimento, reaparece incongruentemente como recolector de información. En este rol, el hombre electrónico es no menos nómade que sus ancestros paleolíticos".

Marshall Mc Luhan

El País semanal del domingo 24 de agosto trae una buena entrevista que le hizo Juan Cruz a Joaquín Sabina.

Periodista: Usted es un escritor de canciones de amor, de canciones de guerra, de canciones de humor, de canciones de noche, de canciones de amistad. ¿Es también un cantante de canciones de odio? ¿Que odia?

Sabina: No, creo que no. Aunque sí... Bueno... Tengo una especie de bacalao, una ristra, que se llama Benditos malditos; pero claro, son de amor y odio. Bendigo un montón de cosas, como las bienaventuranzas y maldigo otro monton de cosas. Ahora, lo que más odio es la televisión. No ya la telebasura, sino la televisión. Es, no el cuarto poder, sino el primer poder. Mire usted a Berlusconi. Y creo que es el opio del pueblo.

Periodista: Eso le pasa por verla...

Sabina: Sí, todo el tiempo.

El poema XIII de Los licores más ciertos, de Damián Fernandez Pedemonte, dice:

Yo quiero una palabra que cobije el universo
y que sirva de puente para aislar a los mios
una palabra con la cual remendar los desgarros
e introducir jazmines clandestinos
en el lado oscuro de la tierra.


¿Cuántos años de purgatorio me esperan tras seguramente se declarado culpable de herejía literaria, si digo que además, si digo que también, se refiere a Internet?

Que los versos hayan sido escritos antes de 1996 (año en que fue publicado el libro), no es excusa. Se sabe, la poesía siempre estuvo por delante de la tecnología.

Comentó un buen amigo parafraseando a Grucho Marx: "Desde el momento en que entré al weblog me caí al suelo rodando de risa. Algún día espero leerlo."

Que le publiquen necrológicas con su firma después de muerto.

Este enlace lleva a un obituario del NYT sobre Bob Hope, que falleció en julio de 2003. Lo curioso es que está firmado por Vincent Canby, que murió en 2000.

Genero periodístico raro este de los obituarios.

Ya sé que se trata de un tema un poco antiguo, pero no quería dejar de ponerlo.

¿Quién no se dejó llevar al menos una vez por la tentación de introducir su nombre en la caja de búsqueda de Google? En el caso de Glenn Fleishman, un periodista de tecnología quizás un tanto subido de ego, se moría de curiosidad por saber cuánta gente ponía su nombre (el de él, es decir "Glenn Fleishman") en el buscador más utilizado del mundo.

Para eso contrató una campaña de publicidad en Google con su nombre. Lo hizo mediante el sistema AdWords que, básicamente, consiste en publicidad en formato "sólo texto" y servida luego de interpretar el contenido de la página, de modo que el resultado suele tener algún tipo de relación con lo que busca el lector.

Estos son algunas de sus conclusiones sobre el primer día de su "experimento":

I was quoted in a business story in The New York Times today. Google's AdWords reporting system shows that nearly 90 impressions of this ad were fed out, most on partner sites, which means that either people searched on my name or saw content pages in which my name was significant. For instance, this search at the NY Times brings up my ad.

1. Mi abuelo mando a mi padre a estudiar porque, en ese entonces, era inconcebible que alguien no supiera leer y escribir el castellano.

2. Mi madre convenció a mi padre de que me harian un gran favor en el futuro si de pequeno me ensenaban a hablar y escribir en inglés.

3. Los hijos que Nati y yo todavía no tuvimos van camino a saber, casi irremediablemente, leer y escribir en castellano, ingles y HTML.

Esa es una de las grandes revoluciones de la web: el mandato ya no es aprender sólo lenguajes, sino también metalenguajes.

Hay una tendencia en cierta parte del periodismo que consiste en dar por sentado que muchos de los problemas del mundo se deben a la falta (o a la mala) información.

- La invasión a Irak.
- La crisis argentina.
- Los contagios de enfermedades a gran escala.
- Etc.

Hay en esta premisa un poco de verdad y mucho de simplificación. Por tanto, en un intercambio de opiniones honesto, el argumento "el problema es la falta de información" sólo debe ser puesto sobre la mesa al comienzo o al final de la discusión.

Es probable que esta corriente tenga su basamento teórico en una mala interpretación de las palabras de Marshall Mc Luhan: A medida que la automatización se afianza, se hace obvio que la información es la mercancía crucial y los productos sólidos son meramente incidentales al movimiento de información.

¿Para qué un weblog?
Como decía Ludwig Wittgenstein, los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo.